A mucha gente le mortifica aún acudir al dentista por el miedo al “taladro” pero mucho más fundado sería tenerlo por un motivo distinto: la intoxicación que puede provocar en nuestro cuerpo el mercurio que contienen las amalgamas con que algunos dentistas empastan todavía las piezas dentales. Intoxicación conocida por médicos y autoridades que hacen caso omiso de los cientos de estudios que demuestran su potencial peligro para la salud.

Una amalgama es una aleación de varios metales: 50% de mercurio, 35% de plata, 13% de estaño, 2% de cobre y una pequeña cantidad de zinc. 

En tan solo 5 años el 30% del mercurio se ha evaporado y ha sido absorvido por el organismo, almacenandose principalmente en el cerebro, hígado y bazo.

Siete empastes de amalgama corresponden a un peso de unos 2 gramos de mercurio puro. En Alemania la media son 12 empastes por ciudadano (3 a 4 gramos). Tan solo un gramo de mercurio conduciría a la muerte por inyección directa. Soportamos esta gran cantidad de mercurio porque en primer lugar existe en su forma metálica, que relativamente es poco tóxica y en segundo lugar porque se disuelve y es absorbido por el cuerpo lentamente.

A solo 20 grados centígrados se evapora el mercurio y en esta forma de vapor es altamente tóxico. Al existir en la boca a veces temperaturas entre 40 y 60 grados, continuamente se libera vapor de mercurio y es absorbido por el cuerpo. Esta liberación de mercurio aumenta por masticar fuertemente, pastas dentífricas con flúor, comidas y bebidas calientes o ácidas, fumar y masticar chicles.

¡Investigadores de la Universidad de Erlangen (Alemania) descubrieron que al masticar chicles el contenido de mercurio en la saliva sobrepasa el valor máximo autorizado de mercurio en agua potable! 

El Instituto Federal de Medicamentos de Alemania afirma ahora que la “amalgama contribuye censurablemente a la contaminación del hombre“. Desde el 1 de julio de 1995 limita aún más el uso del amalgama durante el embarazo y el período de lactancia.

En Japón se ha cambiado a empastes de resina desde el año 1982. En Rusia la amalgama está prohibida desde 1975. Y Suecia termina por abandonar el uso de amalgama en 1996. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1999 admitió que la principal fuente de exposición humana al mercurio es de las obturaciones dentales (amalgamas).

Numerosos estudios confirman que el mercurio perjudica y bloquea determinadas hormonas, receptores y enzimas. Así se perturba principalmente el metabolismo en el cerebro, los nervios, las proteínas, grasas, hidratos de carbono y vitaminas.

Daunderer describe los siguientes síntomas principales de la intoxicación de mercurio:

Poca vitalidad, irritabilidad, dolor de cabeza, mareos, temblores, molestias intestinales, pérdida de memoria, insomnio, debilidad muscular, dolores de espalda, de mandíbula, paradontósis, alergias, nerviosismo, depresión, perturbaciones de coordinación, parálisis, perturbaciones de vista y de oído, defensas bajas frente a infecciones, arritmia, anemia.

Síntomas de enfermedades que hoy en día siguen siendo interpretados como psicosomáticos – y esto después de 160 años de experiencia con amalgama.

Para más información en el siguiente enlace:

http://www.dsalud.com/index.php?pagina=articulo&c=689

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